viernes, 1 de octubre de 2010

... los gritos, los ecos, los colores.

Salve.
Así como a veces sobran los motivos, a este canto a los amores dispersos por el mundo (Colon incluido en la página 41), le sobra el Propósito, esa columna dórica que a modo de puente introductorio dice, o pretende decir, la intención del poeta que lanza su poesía contra el mundo y en su favor. O quizás no sobra y está demás el resto, eso nunca se sabe, pero en este librito nemoroso hay gemas, aquí o allá irradia una (como pelo canoso que provoca) y uno cree ver lo que ha de ver, o sospechar incluso lo que no. ¿En qué momento el Poema deja de ser poema para convertirse en Poesía? Eso tampoco se sabe, pero el artesano, en su humilde y bien pagado oficio, continúa cantando al amor y al desarraigo, más allá de que arraigue su canto, sus jeremíadas, es un poco así cuando estamos lejos de nuestras tierras, lejos de nuestras haciendas. El libro ya tiene sus añitos pero hay gemas plateadas que se mantienen, como esa de Setiembre, Siempre hay una maleza / para desprender el abrupto encuentro de dos / bajo el campanario de un deseo. Y he ahí, que a pesar de sus añitos, se publicó por allá por el cercano 2003, y aunque no sean todas hijas del tiempo que nunca ha de terminar, que se vuelve interminable, otras vuelven a reverdecer porque la intención del poeta fue devolverlas al mundo. Algunas quedan por el camino, haciendo posada y velando sus propias armas, otras fenecen, como ha de ser en su natural medio y en su fin no menos natural, como la vida misma. Vale.




Ubaldo R. Olivero


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por allá por los peines de 2004 lo leí. Buen carey. Me pongo a las sextinas. Romualda Caraxiolo (Baires)

Anónimo dijo...

uhmmm deberias poner el titulo y el autor de los libros que reseñas en el post o en los tags para que sea facilmente encontrable en los buscadores. gracias.