viernes, 22 de octubre de 2010

Pulsiones (2)


No lo sabremos nunca

porque nuestros deseos y nuestras ambiciones no nos dejan verlo
y nos dice Deténganse un poco
pero no lo hacemos por las prisas
y no sabemos que hace mucho está enfermo
que ha envejecido sin motivo suficiente
sin compañía
sin causas de fondo
y al no detenernos cuando nos llama
lo estamos ahuyentando, diciéndole que se vaya
que no lo necesitamos
y eso no es cierto
al corazón le duelen esos ataques
y lo peor no es que se ahogue con dolor
lo peor es que su dolor nos dolerá después cuando nos despertemos
cuando comprobemos su ausencia
y no podamos vivir sin sus canciones
asesinadas por un Dios artificial.






Ubaldo R. Olivero


1 comentario:

Annalisa Marí dijo...

Me alegra haber encontrado esa esquina del mundo donde recordar que existen, es verdad, los corazones.

Ay, amigo Ubaldo, si no fuera por esas pulsiones que los entierran...

Me alegra haberte reencontrado. Aunque esto tan sólo una bitácora pasajera, querido, es mejor que nada.