martes, 5 de octubre de 2010

Lejos de toda promesa

Para S. C.


¿Qué haremos si el corazón se duerme definitivamente?
¿Qué ídolos nos despejarán las tinieblas si le cierran todas las ventanas a nuestras noches cuando queramos diluirnos dentro de nosotros?
¿En qué rincón de nuestras tormentas interiores podremos descansar cuando todo se haya evaporado?
¿Qué luz será el faro final?
¿En qué dirección?
No sabemos nada y no lo sabremos nunca
porque no nos dejan tejer pacientemente nuestras miserias ni nuestras cobardías
y el sol, el oro de la oscuridad, el pájaro que aguarda nuevas mañanas para su nuevo nido
no se cansarán de gritar que ahí
en esa parcela de ambición que continuamente nos encadena
vive algo más que un sueño
dispuesto a convertirse en enemigo si no sabemos de qué fuente se alimenta ese sueño
y por qué tantas orfandades
y por qué.





G de H



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