miércoles, 15 de septiembre de 2010

Tiempos breves


Salud!
Son asquerosas Sí, eso suelen considerar los mortales comunes que no es lo mismo que los comunes mortales, se sabe. La condición segunda ya viene dada, y poco se puede hacer. Mejor, tantos ya no cabemos en esta parte de la orilla.
Las cazaba cuando niño allá en mi Lengua de Pájaro, y hasta en la prisión de Playa Manteca creo que más de una vez nos zampamos algunas, el hambre puede eso, y puede más. Creo que aquellas palomas de mi niñez no estaban contaminadas de tanta ciudad y tantas porquerías.
A veces hasta las prefiero a otras almas vivientes que rondan por ahí. Y con frecuencia noto más poesía en esos bicharracos que en la invasión epidémica de hamburgueserías, y cafés de esos plastificados, y edificios nichos para que los mortales de a pie no estén forzados al sueño de soñar de forma vertical, que los hay, sí que los hay.
No, no me caen mal del todo. Molestan un poco pero como tanta gente que debería dejar de respirar porque ocupan espacios y oxígenos que bien podrían merecerlos otros/as con mejores caras e intenciones.
La hizo la fotógrafa catalana Roser Vilallonga por allá por el 2002, y mira por donde, me gusta. Le mandé una copia a mi madre y mi madre me preguntó con esa ingenuidad propia de una mujer de campo que ha pasado un tiempo breve por la escuela,
"¿Y no se las comen niño?"
"Por el momento no mamá, pero con esta crisis cualquier día la gente se lanza a la calle y no perdonarán nada, se comerán lo que sea".
Se quedó un momento en silencio y yo casi que alcancé a intuir lo que pensaba. Y heme aquí, recordando aquel tiempo breve, como el de mi madre fuera del aula, con su sabiduría de río natural que no termina de acabarse porque aguarda las lluvias que lo alimentarán.




Ubaldo R. Olivero
cajimaya@gmail.com


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