jueves, 23 de septiembre de 2010

Colegio Oficial de Poetas

El conocido de un amigo me envió un correo y me preguntó que si me quería inscribir en el COP. El conocido de mi amigo es poeta y presume de poeta (lleva una Moleskin en el bolsillo de la americana, que se vea bien, que se ve bien). ¿Cuántos poetas hay en la ciudad en un radio de acción de cuatro kilómetros cuadrados más o menos? Ufffffffff, una barbaridad de poetas. Los poetas no me caen mal, sí me suelen caer bien, y gustar, los brillos de la poesía cuando esta desafía, tiene riqueza de vocabulario, riqueza de ingenio, abre más que cierra, eleva más que desciende, la poesía que no repite abusivamente según que fórmulas de la sacrosanta y bendita poesía de la experiencia. Lo que suele sentarme mal es esa falta de pudor de la que adolecen algunos/as (no pocos no, no pocos) mecanógrafos de prosas blandas, contaminadas esas prosas de millones de adjetivos y profundidades metafísicas, alteridades de vuelo bajo, yoismos yoismos yoismos. Y como si no bastara, cuando me encuentro con algún espécimen de esos, no le escasean perlas de este tamaño "No, mi poesía..." "A mi no me gustan las capillitas..." "Yo voy por libre y ..." Y resulta que como quien no quiere la cosa, das un garbeo por la ciudad y te lo encuentras con sus acólitos y sus pajes (estos también escriben poesía y tienen en la boca al flaco ese del pelo largo con estrías en la cara, uno de los poetas oficiales del Ateneu, ese que de cuando en cuando sale por BTV o El canal 33, o se le ve por ahí por los feudos del Ayuntament ¿En espera de la paga para continuar oficiando en su ministerio? Dios que aburrimiento! Le respondí al enviado de Brossa el Grande que no contaba en mis haberes con títulos que me amparasen de las malas lenguas, y de las tan traídas y llevadas normativas, y por desgracia no hablaba su lengua, que seguramente no me aceptaban en tan digno palacio. Que no importaba eso. Que con pagar una cuota mensual recibiría todos los meses donde se hacían lecturas y presentaciones, piscolabis, exposiciones, similares. Me dolió no poder complacerlo. Le dije que seguro no le faltarían candidatos huérfanos de padres oficiales que los representaran. El Colegio Oficial de Poetas seguro tendrá una larga vida pero llegará el día en que yo ya no estaré para degustar esos vinos tan exquisitos. Todo un honor.





Ubaldo R. Olivero

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