Salud!
En cada una de las páginas de la bien urdida y alumbradora novela de Kurt Vonnegut, Matadero 5 (primera edición 1969) uno puede a veces sentirse incómodo; no obstante, el peso de esa incomodidad no asfixia, no resulta excesiva, el corazón de las fealdades de la guerra late y fluye al mismo tiempo que la narración de los mundos de Billy Pilgrim por allá por Tralfamadore, el planeta donde se sabe el ayer y se sabe el mañana y los momentos que deberían imperar siempre son los momentos buenos, los momentos felices, de ser posible eso. Pero eso nunca será posible y las guerras, carroñeras que nunca dejan de volar a la espera, andan a la caza de los niños que sin terminar de serlo los lanzan a ser hombres antes de tiempo, en Dresde o donde fuera. Pilgrim viaja constantemente en el tiempo, puede salir de un tiempo y entrar en otro sin que su naturaleza física y sentimental se resienta, "aunque tenga un secreto y no sepa bien de que se trata".
Un hermoso canto a la desesperación, una cruzada tierna contra las invasiones inútiles, una coartada para indagar allí donde no sabemos por qué, el afán del poder para imponerse se mueve a su antojo más allá del fin y de los medios. Con humor, con energía limpia dentro de sus narratividades, con cortesía para callar lo que no está bien verbalizar porque advertimos que ha de alcanzarse algo pero no sabemos tampoco qué alcanzar ni cómo. "Cuando un tralfamadoriano ve un cadáver, todo lo que se le ocurre pensar es que le persona muerta se encuentra en malas condiciones en aquel momento particular; pero sabe que aquella misma persona puede encontrarse estupendamente en muchos otros momentos". Buen libro, buena historia (con sus afluentes de antes y después de la Segunda Guerra Mundial), buen desafío a ciertas convenciones narrativas. De mucho mérito.
En cada una de las páginas de la bien urdida y alumbradora novela de Kurt Vonnegut, Matadero 5 (primera edición 1969) uno puede a veces sentirse incómodo; no obstante, el peso de esa incomodidad no asfixia, no resulta excesiva, el corazón de las fealdades de la guerra late y fluye al mismo tiempo que la narración de los mundos de Billy Pilgrim por allá por Tralfamadore, el planeta donde se sabe el ayer y se sabe el mañana y los momentos que deberían imperar siempre son los momentos buenos, los momentos felices, de ser posible eso. Pero eso nunca será posible y las guerras, carroñeras que nunca dejan de volar a la espera, andan a la caza de los niños que sin terminar de serlo los lanzan a ser hombres antes de tiempo, en Dresde o donde fuera. Pilgrim viaja constantemente en el tiempo, puede salir de un tiempo y entrar en otro sin que su naturaleza física y sentimental se resienta, "aunque tenga un secreto y no sepa bien de que se trata".
Un hermoso canto a la desesperación, una cruzada tierna contra las invasiones inútiles, una coartada para indagar allí donde no sabemos por qué, el afán del poder para imponerse se mueve a su antojo más allá del fin y de los medios. Con humor, con energía limpia dentro de sus narratividades, con cortesía para callar lo que no está bien verbalizar porque advertimos que ha de alcanzarse algo pero no sabemos tampoco qué alcanzar ni cómo. "Cuando un tralfamadoriano ve un cadáver, todo lo que se le ocurre pensar es que le persona muerta se encuentra en malas condiciones en aquel momento particular; pero sabe que aquella misma persona puede encontrarse estupendamente en muchos otros momentos". Buen libro, buena historia (con sus afluentes de antes y después de la Segunda Guerra Mundial), buen desafío a ciertas convenciones narrativas. De mucho mérito.
Ubaldo R. Olivero
cajimaya@gmail.com
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2 comentarios:
¿Tu eres cubano no? ¿estás a favor o estás en contra? N.
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