Lo peor de todo, la novelita de Ray Loriga, mantiene tantos años después su alegre frescura y sus muchas minas. O sea que muy bien. La leí en Cuba por allá por el complicado 93, según recuerdo. Un gallego, un poquitín abundante de carnes, y rosadito de piel, salió del Habana Libre? con ella en la mano, y como yo muchas veces andaba por ahí a ver lo que caía, pues siempre algo caía, le abordé y le dije que en las librerías de mi querido largarto de piel verde escaseaban las novedades. El caso es que nos pusimos a conversar de lo de más allá, y lo demás acá, y digamos que sintonizamos pronto, por aquello que se dice de que mucha gente, cuando sale de viaje, deja en casa la armadura, y se relaja, y eso es bueno. Lo bueno de Lo peor de todo es que lo peor tiene sus partes buenas y sus partes no tan buenas, y se habla de las guerras sin que se blasfeme, y hay en Elder Bastidas y compañía muchos Elder Bastidas, como si le molestara salir de ese tiempo de niño que vive, rebelándose con todos y contra todos. Y cuando habla de su hermano M uno no sabe qué sentir por el resto del mundo y las voces que lo pueblan, si sentir algo de compasión o algo de sus derivados. En fin, que cuando Francesco me la pidió para leerla, recordé (volvió a pasar por el corazón) aquellos tiempos en que yo merodeaba el Habana Libre? a la caza de escritores de fuste. Con los libros de Ray Loriga acerté. Y ojalá a ustedes les pase lo que a mi cuando descubrí sus reinos y sus bien capacitadas anarquías de narrardor nada rígido y sabio en el cómo. Me gustan sus libros y sus talentos de cazador.
Ubaldo R. Olivero
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