Que se dejen de cuento. Ellos saben (o intuyen) que nosotros sabemos e intuimos. Uno se pregunta ¿por qué tanto fingir? Conviene adornar a veces la casa, pero una casa con demasiados adornos innecesarios puede conseguir que la casa se derrumbe, y si la casa se derrumba, nos quedamos sin techo donde guarecernos, sin techo para poder invitar a los amigos que necesitan amparo y cobijarse de las malas estaciones, como aquel que dice. Leí un libro hace poco importante. Fuck América, uno de esos libros que cuenta sin contar, y que revela, y provoca que te rebeles ¿No deberían conseguir eso los buenos libros, los libros que deberían estar más allá del famoso bien y del no menos famoso mal? Quien sabe. Eso es lo que creo y quiero creer. Lo leí y lo recomendé. Y quellos que se sumaron a mi recomendación, se sintieron sacudidos, se sintieron revelados y rebelados. Han pasado años y su vigencia permanece, su silencio que habla permanece en activo. Ah, la bendita inocencia que tantos queremos proteger! ¿Antes no habría que cruzar según que desiertos, empañar no sé que espejos, beber de no sé que ríos o fuentes? Eso no estaría mal, por lo menos Ellos sabrían que sabemos, otro asuntos es disimular que no, mientras tanto, el río fluye. U. R. Olivero
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